Desde la Fundación Conin Barranqueras, que hace 14 años trabaja en estos casos, advirtieron que solo tienen recursos para a dos semanas más. Explicaron que pese a los pedidos de asistencia al Gobierno, no tienen respuestas.

La Fundación Conin de Barranqueras cumplió 14 años de lucha contra la desnutrición infantil en la provincia y 11 de ellos con casa propia. Sin embargo, el aniversario los encuentra con más preocupaciones que motivos para celebrar, ya que después de haber batido su propio récord el año pasado, logrando el alta de 600 niños, actualmente solo tiene recursos para funcionar por dos semanas más. Así lo explicó la vocera Claudia Leguiza, en contacto con Radio Facundo Quiroga.
En este sentido explicó que a pesar de las gestiones y los pedidos de asistencia al gobierno provincial todavía no obtuvieron respuestas. No obstante, destacaron y agradecieron la colaboración de la comunidad mediante la cual cumplen la tarea y confiaron que de alguna forma podrán continuar. «Estamos convencidos que lo hacemos bien, nuestra metodología de trabajo funciona, da resultados y lo que hacemos es construir día a día futuro para estos niños», resaltó.
Leguiza recordó que durante todo este tiempo «pasaron muchas madres, niños, todos con un arduo trabajo, al principio muy pocos hasta alcanzar, como el año pasado con nuestro mayor esfuerzo y la ayuda de todos más de 600 altas». «Es difícil por ahí tener una cuenta exacta de la cantidad de niños que pasaron por la fundación, por que el promedio general de Conin, desde 30 o 40 niños por año, salvo los últimos años, y este no lo contamos porque es una situación muy especial, por eso digo que 2019 fue un año muy fructífero porque la verdad que nos hizo muy feliz haber podido darle el alta a esa cantidad de chicos, 600 niños, parece poco, pero es mucho», aseguró.
Y en este sentido recordó: «Hay que entender que en una situación como la que atraviesa nuestro país y nuestra provincia, y sobre todo el área metropolitana donde hay mayor concentración de la población en el Chaco, hablar de 600 niños es poco en relación a la cantidad de chicos con problema de desnutrición que hay».
Por esto reconoció la colaboración de la comunidad: «Agradecemos a todos los que acercaron una leche, un alimento no perecedero, los que mes a mes hacen una donación de dinero a la fundación, todo eso nos permite a nosotros poder seguir adelante, y darles a estos niños la posibilidad de un futuro, que puedan estudiar, ser ciudadanos de trabajo, que estén dignificado como seres humanos».

Desnutrición y Pandemia
Para la referente de la Fundación, la situación se agravó con esta emergencia sanitaria: «En un año tan difícil, con esta pandemia que está pegando muy duro, hay que tener presente que esos niños justamente son hoy lo más vulnerable que tenemos, porque al tener problemas de nutrición, no tienen las defensas altas, y eso involucra al resto de las familias, que son muy humildes y de situación muy vulnerable, esos niños son el primer bastión que va golpear esta peste que nos está agarrando».
Por esto, explicó cómo trabajan en tiempos de pandemia: «Se hace muy difícil llevar adelante esta tarea en esta situación, nos comunicamos vía WhatsApp con esas mamás que tienen la posibilidad de hacerlo, va la asistente social con aquellas que no pueden usar este medio porque no tienen la posibilidad de tener un celular y menos internet».
E ilustró: «Con el aislamiento no podemos llevar a los niños a la sede, y lo estamos haciendo respetando todo el protocolo, lo hacemos a distancia, se traslada solo la asistente social, la madre es la única que retira cada quince días la leche que le corresponde para esas dos semanas y el suplemente nutricional de acuerdo al diagnóstico nutricional que tiene cada niño, convengamos que no todos los niños tienen la misma situación, algunos necesitan más otros menos, pero todos siguen un tratamiento específico controlado por el pediatra, la nutricionista y el resto de los profesionales, en aislamientos todos, pero son dos semanas de asistencia la que quedan, con mucha angustia, debo señalar que tenemos solamente recursos para funcionar 14 o 20 días más».
Sin respuestas
Asimismo, Leguiza reconoció: «Voy a decir algo que por ahí no es políticamente correcto, pero hemos intentando comunicarnos con el gobierno provincial, y no recibimos respuestas. El gobernador no atiende nuestros mensajes, sabemos que han atendido a otras fundaciones, entonces nos preguntamos cuál es el problema con Conin».
«No puede ser que con cuarenta niños el Gobierno no nos esté atendiendo el teléfono, sabemos que han dado subsidios y han ayudado a otras organizaciones y nosotros solo le estamos pidiendo asistencia para cuarenta niños que no representa un gasto muy significativo, a pesar de tener 20 profesionales trabajando diariamente, tenemos que invertir por cada niño mensualmente menos de $10 mil, es decir que estoy hablando de cifra insignificante poca plata para el estado», dimensionó.
Leguiza afirmó que a pesar de esta vicisitud «como fundación no vamos a cerrar las puertas ni vamos a negar que existe desnutrición infantil en la provincia, no vamos a cerrar las puertas. La ciudadanía, las empresas nos están ayudando con lo grave de la situación en la que estamos, con una pandemia que está quebrando económicamente a muchos comerciantes, gente que apenas está cobrando su sueldo y sigue colaborando con la fundación».
«Entonces no entendemos qué le pasa a este Gobierno que no nos escucha, estamos hablando de 40 niños con riesgo grave, que van a ser presa de esta peste que nos está azotando, sobre todo al área metropolitana con la cantidad de contagios que hay», recordó. «Lamento decirlo de esta manera, pero nuestra situación es grave, nosotros no vamos a cerrar, vamos a hacer lo imposible por sostener esos niños, sabemos que no son los únicos, sabemos que hay muchos más y que esos niños merecen tener una calidad de vida igual o mejor que otros», manifestó.
Al tiempo que diferenció «no se trata del hambre, que se calma con una galletita o pan duro, estamos hablando del desarrollo integral del niño que tiene que tener todas sus neuronas funcionando, tiene que estar estimulado, tiene que comer correctamente».
Al entender la importancia del servicio que prestan la referente de Conin ratificó: «No vamos a bajar los brazos, seguiremos insistiendo, si no es el gobierno serán las personas que nos hacen llegar su donación, pero sepan que no nos vamos a quedar de brazos cruzados, no vamos a quemar gomas, ni cortar calles, estamos pidiendo educadamente como corresponde con el mayor de los respetos, pero no nos están escuchando y nosotros no vamos a dejar que estos chicos caigan».
Por último, aseguró: «Yo sé que vamos a salir adelante porque cada vez que estamos a punto de decir que es lo último, el deposito está vacío, surge esto que llamamos solidaridad, que es empujar entre todos el carro y volvemos a tener el dinero para la leche y lo que necesitamos para poder salir adelante. Tenemos solo agradecimiento a toda la ciudadanía y el empresariado que nos ayuda, porque son los que nos permiten decir que llevamos adelante la tarea de rescatar niños de la desnutrición infantil».
La historia de Conin: no es una utopía
En 2005, el doctor Adolfo Andreotti, hoy presidente de la Fundación Conin Chaco de Barranqueras, conoce el proyecto de su colega Abel Albino que llevaba adelante en Mendoza, el cual fue creado por el doctor Monckeberg en Chile y de allí adaptado en Mendoza, y cuyo objetivo es «quebrar la desnutrición infantil».
Ese mismo año, Andreotti viaja a esa provincia a contactarse con Albino y este le propone iniciar algo similar en Chaco. Al año siguiente junto amigos y colegas comenzaron a trabajar en Barranqueras en el salón de la parroquia San José, con pocos medios, pero con un interés común: ayudar al niño desnutrido o con riesgo de desnutrirse.
El primer equipo de trabajo estaba constituido por un pediatra (doctor Andreotti), una obstetra (Ana Sotelo), una psicopedagoga (Mirta Polich), una fonoaudióloga (Cristina Biasutti) y un sacerdote, quien fue el que cedió un espacio físico en la parroquia para comenzar las actividades. Todos compartían el pensamiento: «No debe haber niños desnutridos; no es una utopía». Para este grupo lo importante, siempre fue, el intenso deseo que compartían de integrar esta gente con carencias de toda índole, al resto de la sociedad.
Las primeras familias que fueron atendidas en Conin Chaco de Barranqueras fueron derivadas por los médicos de un centro de salud cercano a la parroquia. Eran familias con niños desnutridos o en riesgo de desnutrición.
Detectadas las familias se las visitó en su hábitat, conde se constató que vivían en casillas muy precarias de chapa y maderas, en suma pobreza, sin instalaciones sanitarias mínimas, fundamentales para la salud de sus habitantes. La primera familia atendida por la fundación estaba compuesta por una joven de 23 años y sus cuatro hijos (mellizos de 1, otros dos de 2 y 4).
En 2007 llegaron a atender a ocho familias por vez, con ellas se formaban grupos para abordar diferentes temáticas. Los primeros servicios que brindaron a estas familias fueron información para realizar los trámites para la obtención de DNI, la enseñanza de cómo ocupar el agua para bañarse, cocinar, y también medidas de higiene. Se les transmitían valores para lograr perspectivas de vida.
Fuente: Diario La Voz del Chaco