DRA. AMALIA RIVERO: ¿CALLEJON HACIA LA SUPREMA IMPUNIDAD?

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La Nación Argentina tiene un diseño institucional plasmada en nuestra carta fundamental, la “Constitución Nacional”, en ella reside el poder de las instituciones republicanas, democráticas y federal.

Con claridad los que gobiernan quieren imitar al dicho de Juan Manuel de Rozas, que se refería a la constitución como “ese cuadernito”. Se impuso esa teoría desde 1816 hasta la sanción definitiva de nuestra Constitución en 1853-1860.

Cada tanto volvían y vuelven al desprecio de las normas constitucionales, violándolas, incumpliéndolas, mediante golpes de estado y maniobras a través del ejercicio del hiperpresidencialismo.

Al decir del maestro Carlos Nino en su obra “Un país al margen de la LEY”, en referencia al desequilibrio institucional argentino, la concentración del poder, la arrogancia de facultades propias del Congreso Nacional, para comprender la cercanía del rol presidencial con la de un monarca absoluto.

Insiste Nino y describe como “cementerio de nuestras libertades” al abuso de poderes del presidencialismo, la sanción indiscriminada de Decretos de Necesidad y Urgencia, (DNU).

Transcurre más de 160 días de confinamiento, cuarenta mediante, en plena crisis pandémica, económica, social, educativa, sanitaria, con cansancios hastío, desazón, de la sociedad, retoman su irrenunciable búsqueda de consolidar la Impunidad, mediante la mayor concentración de poder, a través de proyectos de modificar el poder judicial, incluso subterráneamente la ampliación de miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

“Apenas los nervios de los gobernantes se alteran frente a síntomas de intranquilidad” (CARLOS NINO), social y política, recurren a arrogarse facultades propias del Congreso.

Nos toca hoy nuevamente enfrentar y resistir estos embates, en defensa de nuestra república y nuestras libertades, pues evidencian una clara intención de “colonización” de la Justicia.

En su búsqueda incesante, siempre hacia un mismo objetivo más poder asegura impunidad, hoy con el supuesto lema de la democratización de la justicia, avanzan hacia un poder judicial para domesticarlo.

Lamentablemente el poder judicial está frágil, deteriorado y desacreditada socialmente.

Nuestro desafío, el de la sociedad democrática, una vez más, es salir al cruce, resistir el atropello, que de prepo y a los empujones quieren llevarse puesto a la República y sus poderes constituidos.

La continuidad institucional es necesaria para respirar democracia, que nosotros ciudadanos tenemos una paciencia infinita para defenderla.

Tenemos que comportarnos a sus reglas, de esa manera estaremos protegiendo y estaremos consolidando nuestra democracia republicana.

Demostremos lealtad a las instituciones democráticas, generemos conciencias conductas indestructibles que nos conduzcan hacia un país con sueños, esperanzas, expectativas.

Seamos nosotros, los ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil, los que cortaremos de cuajo las intenciones perversas, que durante décadas han perseguido, crear un sistema judicial de impunidad…”